Las termitas (Insecta, Isoptera) son, conjuntamente con los Himenópteros.(hormigas y abejas), el único grupo de insectos que presentan una organización social en sus comunidades. Esta organización social determina que las termitas presenten una biología compleja y fascinante (enorme variedad de estructuras y procesos fisiológicos, relaciones simbióticas con microorganismos, comportamiento social, diferenciación y regulación de castas, etc.). Igualmente, la estructura social de sus comunidades conjuntamente con el hábitat críptico que ocupan y la explotación de unos recursos (madera) sin una elevada competencia, hace posible que este grupo de insectos presenten un elevado potencial biológico.
Las comunidades de termitas viven en nidos (termiteros) constituidos por cuatro tipos morfológicos de individuos (castas): los reproductores primarios, los reproductores suplementarios, los soldados y las obreras. Una colonia de termitas está compuesta por la pareja real, algunos reproductores suplementarios, un gran número de obreras y soldados y los individuos inmaduros en diversas fases de desarrollo (ninfas). Las ninfas que emergen del huevo son equipotentes, y la casta a la que pertenecerán vendrá determinada por factores sociales y ambientales.
Aunque las termitas pueden ocasionar daños en cultivos, (árboles frutales y muy especialmente viña), masas forestales y árboles ornamentales, en este apartado nos centraremos en los daños que ocasionan en al ámbito estrictamente urbano. En este contexto, los materiales que pueden dañar las termitas en busca de alimento son muy variados, no sólo debe incluirse la madera de la estructura de las edificaciones (vigas, tarimas, paneles, marcos de ventanas y puertas, etc.) y del mobiliario del interior, sino también pueden alimentarse de cualquier recubrimiento de madera o papel de las paredes, así como cualquier material que contenga celulosa (papel, libros, cartón, algunos tejidos etc.). Existen otros muchos materiales inorgánicos que las termitas no utilizan para su alimentación pero que pueden resultar dañados. Las fibras sintéticas utilizadas para la confección de muchos tejidos no son digeribles por las termitas, pero en muchas ocasiones alfombras y otros tejidos fabricados con estas fibras son dañados por la realización de orificios y galerías durante la exploración de las obreras en busca de comida. Los tubos protectores de los cables eléctricos y telefónicos también pueden ser atravesados por estos insectos, pudiendo provocar cortocircuitos y problemas en las comunicaciones telefónicas.
A estos importantes daños que provocan las termitas obreras en busca de su alimento, habría que añadir, en menor medida, los perjuicios ocasionales que pueden provocar los sexuados alados durante su salida y formación de enjambrazones. Estos vuelos pueden interferir la actividad en centros públicos (oficinas, escuelas, etc.), o incluso pueden llegar a contaminar alimentos u otros productos. Sin embargo, los vuelos de los sexuados también pueden jugar un papel importante en el control de este insecto, ya que su aparición acostumbra a ser la primera revelación para el propietario de que su inmueble presenta un ataque de termitas, y genera que se den los primeros para alcanzar su control.
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